También llamada la postura de la luna creciente, anjaneyasana o kapiasana, dependiendo de la tradición que se siga, es una postura avanzada pero que todo el mundo puede hacer, con variaciones.
Es una postura que yo introduzco siempre en mis clases por sus profundos beneficios.
Una de las tendencias más acuciadas en nuestra sociedad, debido al estrés y a las horas que pasamos sentados, es que nos vamos cerrando sobre nosotros mismos. Lo que provoca un acortamiento de la musculatura de la pelvis (psoas ilíaco) y menor capacidad pulmonar.
Se trata de una postura de extensión de columna, que puede ser más o menos profunda según el nivel del practicante. Trabajando esta ásana, conseguimos alcanzar toda la cadena muscular profunda que conecta el psoas, al diafrafma y por ende al corazón, recuperando la movilidad de las caderas, soltando tensión en las lumbares, y ampliando la capacidad respiratoria.
No realizar una extensión demasiado profunda de la columna en caso de hernia lumbar.
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